Por algunos meses le puse PAUSE a mi vida a mil en Santiago de Chile, para dedicarme a disfrutar a mi Trini en la maravillosa ciudad de Barcelona. De trabajólica a dueña de casa, de espíritu independiente a mamá a tiempo completo... los desafíos y recompensas de mi nueva condición: Mamá en Barcelona.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Madre e hija bajo el agua
Intentaré ponerme al día rápidamente con los descubrimientos que ya hemos hecho en esta ciudad. Sin duda el mejor de todos ha sido... ¡la piscina!
Buscando opciones de actividades diferentes para hacer con la Trini, se me ocurrió meternos a clases de natación. Averiguando por aquí y por allá, llegamos a Europolis, un centro deportivo que habíamos visto muchas veces, porque está justo en nuestra placita favorita (ya les contaré de las plazas en BCN).
Europolis funciona como club, una especie de lo que sería el Balthus en Santiago, claro que muchísimo más barato. Las instalaciones son buenísimas, y ofrece clases de mil cosas diferentes. Los adultos pagan un fee mensual de alrededor de 50 euro y pueden usarlo todo: spa, piscinas, yoga, spinning, máquinas, pilates, etc.
Para los niños el sistema es diferente. Se pagan 20 euros mensuales y tienes una clase de natación de 30 minutos a la semana. Obviamente deben ir acompañados de un adulto, da lo mismo quién: mamá, papá, abuelos, tíos... La gracia es que el "socio" es el niño, así es que el acompañante puede ir cambiando clase a clase.
Partimos a Decathlon, el paraíso de los deportes, a comprar todo lo necesario para comenzar: traje de baño para la mamá y gorros para las dos. El traje de baño de Trini lo compramos en el mismo Europolis. Es uno de tecnología especial, una especie de calzón de goma forrado, que acá llaman "antifuga". Su gracia es que se supone que "guarda" el pipi dentro del calzón. También estaba la alternativa de comprarle un traje de baño normal y usar pañales para el agua, pero a la larga iba a ser más gasto de plata, más la lata de tener que estar pendientes de que no nos faltaran pañales, de que no se me quedaran en la casa, etc.
La primera vez que le pusimos su "outfit", casi me la como a besos. Inmediatamente adquirió la actitud deportiva y se puso a elongar en la cama.
Nuestra primera clase fue sencillamente inolvidable. ¡Que felicidad para ella! Cuando se dio cuenta que podía moverse libremente no paraba de patalear. Chapoteaba y mojaba a todos sus compañeritos. Mientras la profesora daba instrucciones, ella gritaba y salpicaba a todo el resto con el movimiento de sus brazos. ¡No paró ni un segundo!
Pese a ser nuestra primera clase, la profe nos enseñó a hacer una inmersión. Mi pequeña valiente no lloró ni una sola vez. Disfrutó con todas las actividades y cuando nos sumergimos completamente, salió del agua con cara de "¿qué pasó?", pero ni un solo reclamo.
Los 30 minutos que al principio me parecían tan pocos, resultan ser más que suficientes para las dos. Es enorme la actividad física que hacen los peques, y para uno también es un tremendo ejercicio. Sin darnos cuenta, nos pasamos saltando y moviéndonos por toda la piscina.
Las dos quedamos muertas y muy relajadas. Después de vestirnos (el camarín tiene todas las instalaciones necesarias para ir con guagua), nos sentamos en el hall de entrada para darle su comida (la clase coincide con la hora de almuerzo). Trini se come todo, la abrigo bien y 50 metros después de partir, ya está en plena siesta. Cuando llegamos a casa y la paso a su cuna, a penas abre un ojo y sigue durmiendo.
El lunes fue la última clase antes del break de Navidad y por lo tanto tuvimos una actividad especial. Los niños podían llevar dos acompañantes en vez de uno, y además nos dejaron llevar cámaras (normalmente no está permitido sacar fotos o videos).
Justo coincidió con las vacaciones del Jose, así es que partimos en familia. Y aunque se asustó un poco al ver al papá con gorro de natación, pasamos un lindo momento los tres en el agua. La piscina estaba repleta de guaguas jugando, y chochos papás sacando fotos, grabando videos y disfrutando de sus hijos.
Por lo único que quiero que terminen las vacaciones, es para volver al agua con mi Trini. Que manera de pasarlo bien las dos. Además, los compañeros grandes y chicos son un encanto. Julia, Noah, David, Juan Pablo... ¡ya nos veremos el 10 de enero!
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1 comentario:
excelente caro!!!!!
demasiado entretenido el relato de cada historia, y genial como tienes la creatividad y energia para disfrutar tu nueva vida y por sobre todo a la trini!!!!
un abrazo grande para ti, el jose y la trini...
los quiero...
javi
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